Cáncer de cabeza y cuello: aprende a identificar las señales y síntomas para prevenirlo

Las células son la unidad estructural básica del organismo. Gracias a ellas, estamos vivos y también, todo lo que está a nuestro alrededor en la naturaleza.

Existen diversos factores que influyen en el estado y salud de nuestras células, como la genética, la edad y nuestros hábitos. Si se presenta un desequilibrio en el mecanismo que regula y limita la división celular, éstas empiezan a reproducirse sin control y se forman los tumores benignos o malignos.

Cuando hablamos de los cánceres de cabeza y cuello, se trata del crecimiento anormal y descontrolado de las células de órganos y tejidos de estas zonas del cuerpo, que corresponden a: senos paranasales, nasofaringe, orofaringe (amígdala, paladar blando, base de la lengua), hipofaringe, laringe, cavidad oral (mucosa oral, encía, paladar duro, lengua y suelo de boca), y glándulas salivales.

¿Qué tan comunes son y a quiénes afectan?

El 27 de julio de cada año, se conmemora el Día Mundial del Cáncer de Cabeza y Cuello, una fecha que busca crear conciencia sobre estos tipos de cáncer y su incidencia. Si bien, las posibilidades de padecerlos aumentan con la edad, en los últimos años se han incrementado los casos de personas menores de 40 años que desarrollan cáncer en estas zonas del cuerpo (Fuente: Minsal).

Mientras un 5% de las muertes que se atribuyen al cáncer anualmente corresponden a los de cabeza y cuello, de ser detectados en etapas precoces, la sobrevida de los pacientes de este tipo de patologías puede llegar al 80%, por lo que la observación del cuerpo y la atención tanto a signos como síntomas es clave para un tratamiento oportuno y exitoso.

¿Qué tengo que observar y cuándo debería que consultar a mi médico?

Lo primero que debes saber, son los factores de riesgo que aumentan las probabilidades de enfermar. El tabaquismo, consumo frecuente de alcohol y el virus del Papiloma Humano afectan la salud, generan daño a nivel celular y pueden causar cáncer en órganos y tejidos de cabeza y cuello.

Además de llevar una vida sana, la observación del cuerpo y sus señales es una herramienta importante para la detección precoz. Cuando estés frente al espejo, revisa tu cuello, boca, lengua, paladar y encías para detectar irregularidades como manchas, inflamación, irritación o heridas que no sanan.

Si notas una masa o bulto en el cuello, mentón o mandíbula que no desaparece luego de dos semanas, dolor al tacto, tienes dificultad para tragar y para respirar, disfonías prolongadas, dolor de oídos o aflojamiento dentario, debes consultar con un especialista cuanto antes.

¡La prevención está en tu día a día, cuidémonos para vivir y estar mejor!

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