Cáncer de próstata: hasta el 90% de los pacientes podría curarse si se detecta a tiempo

La consulta preventiva, recomendada para los hombres que han cumplido 50 años, es la única manera de diagnosticar tempranamente y curar esta enfermedad.

Hasta que los períodos de confinamiento derivados de la pandemia impactaron negativamente en el diagnóstico oportuno de las patologías oncológicas, Chile venía experimentando un avance progresivo en las consultas preventivas del cáncer de próstata, que se había reflejado en la detección cada vez más precoz de esos tumores y, por lo tanto, en mejores resultados en los tratamientos.

Hoy, advierte el Dr. Camilo Sandoval, cirujano del equipo de Urología del Instituto Oncológico FALP, el panorama es diferente: el retraso provocado por la emergencia sanitaria ha significado que un número importante de pacientes presente estados ya avanzados de la enfermedad. “Algunos han perdido la posibilidad de tratarse con fines curativos y los que aún pueden curarse enfrentarán procesos más largos y difíciles”, comenta.

Con la esperanza de que el retroceso de estos dos años sea compensado en algún momento, el especialista enfatiza la importancia de que la población masculina potencialmente vulnerable se controle a partir de los 50 años, con el objetivo de pesquisar a tiempo el cáncer de próstata que, según las estimaciones de Globocan, no solo es el más frecuente en Chile (con una proyección para el año 2020 de más de 8 mil nuevos casos diagnosticados), sino también la primera causa de muerte por cáncer en hombres (alrededor de 2.300 fallecimientos anuales).

“No hay cómo evitar este tumor, pero sí podemos impedir que se disemine”, dice el Dr. Sandoval sobre esta enfermedad. Agrega que la herramienta más idónea es la consulta preventiva, que consiste en un examen físico y una prueba de antígeno prostático, y que se recomienda para todos los hombres que han cumplido 50 años, o 40 años en el caso de que tengan antecedentes familiares.

Estos —edad e historia familiar— son los principales factores de riesgo de este cáncer, que se caracteriza por su lenta evolución. “En general, transcurren unos diez años desde que se inicia hasta que un paciente que no ha sido diagnosticado oportunamente fallece. Eso significa convivir con una enfermedad mortal por mucho tiempo, algo que tiene duros efectos en el paciente y en su entorno familiar. El cáncer de próstata tiene una capacidad especial para desarrollar metástasis en los huesos y eso produce mucho dolor”, precisa el Dr. Sandoval.

La ausencia de señales de anormalidad es uno de los argumentos que esgrimen los hombres para no controlarse cuando han llegado a la edad indicada, pero sentirse bien no quiere decir que no hayan desarrollado un tumor.

“Habitualmente, los síntomas aparecen cuando la enfermedad está avanzada. Se confunden, en ocasiones, con la dificultad para orinar que produce la hiperplasia prostática benigna, que ocurre a medida que se envejece. El cáncer no obstruye la vía urinaria a menos que esté avanzado”, precisa.

Otras alertas que dan cuenta de la progresión del tumor son el sangramiento en la orina, el daño en los huesos y la reducción involuntaria de peso. En esos casos, los tratamientos buscan prolongar y mejorar la calidad de vida de los pacientes con diferentes métodos, entre ellos el bloqueo de hormonas masculinas —que el cáncer necesita para su crecimiento—, la quimioterapia, la radioterapia y el uso de moléculas con material radiactivo que atacan a las células malignas para disminuir su tamaño y cantidad.

En tanto, para los pacientes con tumores incipientes, las opciones de tratamiento son la cirugía (incluida la robótica, que garantiza hospitalizaciones breves y recuperaciones más rápidas) y la radioterapia. Además, el manejo de ciertas enfermedades iniciales puede realizarse mediante vigilancia activa, que se reserva para casos muy puntuales, cuando los tumores son de muy lenta evolución y no constituyen una amenaza.

En FALP, cada caso es evaluado por un equipo multidisciplinario, que presenta las mejores opciones de tratamiento, según las condiciones y tipo de cáncer del paciente. Así este inicia su proceso terapéutico de manera informada, de acuerdo a sus expectativas y necesidades.

Mientras más temprano se detecte la enfermedad, más alternativas de tratamiento y mayores posibilidades de curarse tendrán los pacientes. Por ello, el Dr. Sandoval vuelve a recalcar la importancia de realizarse los chequeos que permitan una detección precoz, antes de que el cáncer presente síntomas.

“En etapas iniciales, la tasa de curación llega al 90%, porque disponemos de muy buenos tratamientos. Estos, además de dejar mínimas secuelas, permiten una muy buena calidad de vida posterior y tener expectativas de vida equivalentes a las del resto de la población”, finaliza.

La radioterapia avanzada
se consolida como método terapéutico

Debido a su alta eficacia y excelente perfil de seguridad, la radioterapia se ha consolidado como pilar fundamental para el manejo del cáncer de próstata en sus distintas fases, ya sea como estrategia única o complementando a otras, según afirma el Dr. Piero Bettoli, oncólogo radioterapeuta de FALP. El Centro de Radioterapia

Avanzada y Radiocirugía Robótica FALP —el primero de su tipo en el país— dispone de una serie de equipos de última generación para tratar tanto tumores en etapas tempranas como en escenarios más avanzados. En ambos casos, la radioterapia, con sus distintas modalidades, se ha posicionado como estrategia estándar para la gran mayoría de los pacientes, afirma el especialista.


Una de las herramientas que destaca el profesional es el sistema CyberKnife, que se caracteriza por su altísima precisión, logrando excelentes tasas de curación asociadas a mínimos efectos adversos, permitiendo al paciente mantener estándares de calidad de vida similares a los previos de la intervención. Con este instrumento se han alcanzado tasas de curación del orden de un 95% en etapas tempranas, afirma el Dr. Bettoli:

“Es una herramienta que nos distingue de otros establecimientos y en cuya introducción somos pioneros a nivel nacional y latinoamericano”.

En tanto, en escenarios donde la enfermedad ya ha desarrollado metástasis, la Radioterapia Avanzada ha permitido “abrir un mundo de posibilidades contribuyendo más allá del solo alivio de síntomas, sino que, además, a través de técnicas de alta precisión como la radioterapia estereotáxica o SBRT, prolongando la sobrevida y mejorando significativamente la calidad de vida de los pacientes”.

 

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