Cáncer de tiroides: cómo detectarlo a tiempo

Cada vez es más común que esta enfermedad se pesquise gracias a exámenes de imágenes indicados por otra causa.

El cáncer de tiroides es una enfermedad que ha experimentado un notorio aumento. “Se habla de un 500% en las últimas décadas”, comenta el Dr. David Cohn, jefe del Equipo de Cabeza y Cuello del Instituto Oncológico FALP.

¿La razón de este fenómeno? En primer lugar, dice el especialista, obedece a un incremento real de la patología, cuyas causas no se encuentran claramente explicadas. La segunda explicación es una mayor pesquisa de la enfermedad; es común que a raíz de algún examen de imagen indicado por otra causa, se descubra casualmente un nódulo, que es el principal síntoma de un cáncer de tiroides.

“Las estadísticas muestran que hoy, si bien se diagnostican muchos más pacientes, estos se encuentran en etapas iniciales, con tumores menores a 1 cm”, afirma el Dr. Cohn.

Dr. David Cohn, jefe del Equipo
de Cabeza y Cuello del Instituto
Oncológico FALP.

Es importante aclarar que menos del 10% de los nódulos en la tiroides corresponden a cáncer. Y que los tumores en esta glándula tienen un muy buen pronóstico, con tasas de curación superiores al 95% cuando se encuentran localizados.

“Los tipos más frecuentes de cáncer de tiroides son los diferenciados (papilar y folicular), que son altamente curables; les siguen en frecuencia, aunque bastante menor, los medulares, y son cada vez más raros los anaplásicos. Estos últimos son se alta mortalidad”, explica.

El Ministerio de Salud anunció que el carcinoma diferenciado de tiroides será incorporado al AUGE con la finalidad de resolver el gran volumen que hoy representa esta enfermedad.

Las principales afectadas por el cáncer de tiroides son las mujeres. En Chile, según la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer de la OMS, se diagnostican 1.081 nuevos casos al año de la enfermedad, de los cuales al menos el 80% corresponden a personas de sexo femenino.

DIAGNÓSTICO Y TRATAMIENTO

El diagnóstico del cáncer de tiroides comienza con la ecografía de la glándula y se corrobora con una punción con aguja, mediante la cual se obtiene una muestra, ya sea de los nódulos y/o de los ganglios linfáticos si se consideran sospechosos.

La punción de los nódulos tiroideos evalúa a los pacientes según una clasificación llamada Bethesda, que arroja una probabilidad estadística de que la punción oriente a la posibilidad de un cáncer. Según explica el Dr. Cohn, hay 6 niveles:

I. La muestra no arroja resultados.

II. Hay una lesión y es benigna.

III. Existe un riesgo de 5% a 15% de que se trate de un cáncer.

IV. Existe un riesgo de 15% a 30% de que se trate de un cáncer.

V. Existe un riesgo de 60% a 75% de que se trate de un cáncer.

VI. Existe un riesgo de 97% a 99%de que se trate de un cáncer.

“Es importante destacar que desde el grupo III ya se debe evaluar la realización de una cirugía. Además influyen los hallazgos ecográficos de sospecha. En los estadios III y IV se puede realizar un estudio genético que ayuda a definir la benignidad o malignidad, evitando así tiroidectomías innecesarias”, aclara el Dr. David Cohn.

La tiroidectomía es el procedimiento quirúrgico principal en el tratamiento del cáncer de tiroides.

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