Extirpar la vesícula a tiempo: la clave para evitar un cáncer

La extracción preventiva de este órgano cuando presenta cálculos es fundamental para poner atajo a una enfermedad agresiva y cuyos síntomas son inespecíficos o tardíos.

El cáncer de vesícula biliar es considerado, a nivel global, una enfermedad infrecuente. Sin embargo, la situación en Chile es muy distinta. Nuestro país presenta una de las tasas de incidencia y mortalidad más altas del mundo, siendo aquí el tercer cáncer más frecuente entre las mujeres y el quinto que más fallecimientos provoca en el mismo grupo, según datos de la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer de la OMS.

“Tomando en cuenta su prevalencia, es un problema de salud pública en nuestro país”, advierte el Dr. Jean Michel Butte, cirujano digestivo del Instituto Oncológico FALP, quien explica que casi todos los casos de cáncer vesicular están asociados a la presencia de cálculos biliares. 

Dr. Jean Michel Butte,
cirujano digestivo del Instituto
Oncológico FALP.

“El número de casos debería disminuir en forma importante con la extirpación de la vesícula a las personas que tienen cálculos, porque así se evitaría el desarrollo de enfermedades benignas asociadas a ellos y también el desarrollo de la inflamación crónica en la vesícula que lleva al cáncer”, agrega. En Chile, la canasta de Garantías Explícitas en Salud (GES) incluye la colecistectomía (extracción de la vesícula) preventiva en adultos de 35 a 49 años que tengan cálculos. “Ésta se realiza si es que hay síntomas y dentro de ese rango de edad. Es decir, una persona de 51 años no entra en ese grupo, pero lo puede gestionar por su cuenta. La recomendación es que cada persona que tiene cálculos se haga una extirpación electiva”, comenta el especialista.

El problema, dice el Dr. Butte, es que mucha gente tiene cálculos y no lo sabe: “Sólo alrededor del 15% son sintomáticos”. Los tumores malignos de la vesícula son agresivos y la mayoría de las veces se detectan en etapas avanzadas, comprometiendo el pronóstico del paciente. Habitualmente se desarrollan alrededor de los 60 años, no obstante pueden presentarse a otras edades, y son más frecuentes en mujeres. Si bien los cálculos en la vesícula son el factor de riesgo de mayor importancia, existen otros, como la presencia de pólipos en la vesícula. El riesgo en ellos aumenta cuando miden 1 cm. La infección vesicular por salmonella y la herencia genética mapuche son importantes factores de riesgo asociados. Esta última ha sido objeto de atención y estudio en busca de las razones por las que la enfermedad es tan prevalente en Chile.

La indagación sobre las altas tasas en nuestro país también ha llevado a levantar otra posible explicación, relata el Dr. Butte. “La gran pregunta es por qué algunas de las personas que tienen cálculos en la vesícula por muchos años desarrollan cáncer y otras no. Existe la teoría de que, debido a una gran infección por salmonella en Chile en la década del 70, mucha gente podría haber quedado colonizada con la bacteria, la que se habría mantenido latente en los cálculos. Esto, asociado a la infección crónica por los cálculos, podría relacionarse con el desarrollo del cáncer”, cuenta.

TRATAMIENTO

No es raro que un tumor en la vesícula sea un hallazgo incidental. Esto quiere decir, que se encuentre al realizar la biopsia de una vesícula extirpada por cálculos, siendo que no había sospecha de cáncer. “En este caso, se debe consultar con un cirujano experto en cáncer de vesícula para realizar una nueva cirugía, esta vez con criterios oncológicos: hay que extraer un segmento pequeño del hígado más todos los ganglios de esa zona. Se ha observado que los pacientes que se someten a esta nueva operación tienen mejor sobrevida que los que no lo hacen. Por lo tanto, es una intervención necesaria”, explica el cirujano de FALP.

Otro escenario se presenta cuando en un paciente se detecta una masa en la vesícula. Aquí, el Dr. Butte advierte que es importante definir fehacientemente si se trata de un cáncer o de una enfermedad benigna. Esto requiere tener una biopsia, por lo que muchas veces el paciente debe ser intervenido para extirpar la vesícula. “Esta operación debe ser realizada por un cirujano entrenado y con criterio de cáncer: sacar la masa en su totalidad, sin cortar a través de ella, ya que eso produciría una diseminación de las células tumorales”.

Después de estas intervenciones quirúrgicas por cáncer, la mayoría de las personas recibe quimioterapia. En cuanto a los pacientes en los que, mediante estudios de imágenes, se ha determinado que existe metástasis a distancia, el tratamiento de elección es la quimioterapia. Un gran problema del cáncer vesicular es que suele no dar síntomas tempranamente. Las señales más habituales son dolor en el lado derecho del abdomen e ictericia (color amarillo en la piel y el blanco de los ojos), pero ésta aparece cuando la enfermedad ya está muy avanzada.

Por esto, el monitoreo de la vesícula y la acción preventiva de extirparla se vuelven fundamentales. “Uno debería hacerse una ecografía abdominal en forma precoz para detectar los cálculos oportunamente. Si ese examen se realiza a los 60, ya se desarrolló toda la inflamación de la vesícula y quizás ya haya un cáncer. Si se quiere prevenir, se debería empezar a los 35, porque encontrándolos y sacándolos a esa edad, se van a evitar todos los problemas”, finaliza el Dr. Butte.

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