En su casa de Colina, Carmen Paz Cheuquemilla está ansiosa por cambiar de posición los muebles, salir a su patio a barrer y a podar sus plantas. Y es que tras muy poco tiempo de una cirugía robótica, se siente tan bien como antes de que le detectaran un tumor en uno de sus riñones.

El cáncer renal ocupa el tercer lugar en frecuencia en cánceres urológicos. Se desarrolla principalmente entre la quinta y séptima década de la vida y cada año se enferman en Chile más de 1.300 personas. Y como sucedió a esta dueña de casa, pocas veces los síntomas son evidentes, siendo las alternativas sacar todo el riñón o solamente el tumor. Y es en estos casos en que los pacientes se benefician de la cirugía robótica con Da Vinci Xi, ya que permite extraer tumores de tamaño pequeño, preservar los riñones y tener, por tanto, una mejor calidad de vida evitando las diálisis.

Además, el paciente regresa progresivamente a su dieta habitual y va recuperando la movilidad de manera paulatina. No obstante, tras la cirugía es fundamental obtener el análisis histológico del tumor para comprobar que extirpó por completo y sus características, las cuales van a definir el plan de seguimiento.