Los beneficios de ser parte de un estudio clínico para el cáncer

Si se cumplen los criterios requeridos para un determinado ensayo, se puede participar de él, accediendo a un tratamiento de vanguardia y sin costo. En FALP, cerca de 40 estudios están actualmente reclutando voluntarios.

Conocido es el desgaste que produce una enfermedad como el cáncer, a todo nivel. Por ello, los científicos en el mundo buscan distintas alternativas que permitan comprender mejor esta enfermedad y tratarla de manera efectiva. Los estudios clínicos son investigaciones que ayudan a encontrar estas soluciones. En estos, los pacientes participan de manera voluntaria, recibiendo medicamentos nuevos para que se pueda conocer qué tan efectivos son para el tratamiento del cáncer.

El Dr. Christian Caglevic, director científico del Departamento de Investigación del Cáncer de FALP, comenta que en centros altamente especializados de Estados Unidos y Europa, para algunas indicaciones, cerca del 50% o más de los pacientes deciden participar en estudios clínicos oncológicos. En Chile, aclara, la cifra difícilmente debe acercarse al 1%, no obstante en FALP, líder en investigación clínica en cáncer a nivel nacional, aproximadamente un 15% de las personas en tratamiento de quimioterapia sí lo hacen.

“Hoy no pueden existir nuevas recomendaciones de tratamiento para el cáncer si no están generadas dentro del contexto de estudios clínicos serios —explica—. Sin ellos no hay avance en las terapias oncológicas”.

En estos momentos, en el Instituto Oncológico FALP hay más de 100 estudios clínicos activos en distintas etapas. De ellos, casi 40 están enrolando pacientes para distintas patologías. Los hay para prácticamente todos los tipos de tumores sólidos, y además la institución es pionera en estudios para enfermedades hemato-oncológicas. Constantemente se están abriendo nuevos ensayos.

¿Qué beneficios arroja la participación en estudios clínicos? “Cada persona que es voluntaria dentro de un estudio clínico está aportando a la comunidad y al desarrollo científico mundial”, dice el Dr. Caglevic.

Es importante destacar que bajo la legislación chilena, cualquier participación en un ensayo clínico no tiene costo para los pacientes. Tratamientos, visitas médicas o complicaciones que tengan que ver con el estudio están regulados y son cubiertos por el mismo. Así, los participantes accederán a un tratamiento siendo permanentemente monitoreados por un equipo médico experto.

La gran mayoría de los ensayos son de carácter internacional y abiertos por un laboratorio u organización de investigación. En estos estudios pueden participar pacientes de cualquier lugar del país, independientemente de su situación previsional: “FALP es invitado a ser parte de muchas investigaciones de alto nivel porque se le reconoce como un centro oncológico de excelencia, que ofrece una atención integral. Más del 95% de nuestras acciones relacionadas con un estudio se realizan dentro de estas paredes institucionales, incluyendo la infusión de drogas. Nos preocupamos de estar monitoreando y controlando frecuentemente a los pacientes que participan en un estudio. Los pacientes tienen un seguimiento clínico, imagenológico y de laboratorio mayor que en la práctica clínica habitual”.

SOBRE EL ESTÁNDAR

Después de una investigación llevada a cabo en laboratorio, el desarrollo de un estudio clínico con personas se realiza en cuatro fases. Durante ellas se evalúa y determina la seguridad y eficacia del nuevo medicamento, se le compara con los tratamientos ya existentes y, finalmente, cuando ya ha sido aprobado y comercializado, se hace un seguimiento a sus efectos a largo plazo. En FALP, hasta un 30% de los estudios son en fases tempranas (I y II), y un 70% en fase avanzada (III).

“Participar de un estudio clínico da al paciente la posibilidad de recibir una nueva opción terapéutica, abriendo una esperanza en el control de su enfermedad —aclara el médico—. Es importante recalcar que sólo invitamos a ser parte de un estudio clínico si consideramos que es una mejor alternativa al tratamiento estándar que podría recibir el paciente fuera de un estudio. Esto no sólo en cuanto a los potenciales resultados oncológicos que va a tener, sino también a su calidad de vida”. 

Los estudios clínicos no están reservados sólo para pacientes con enfermedad avanzada y que no responden a terapias actuales. “La mayoría, como en gran parte del mundo, es para enfermedades metastásicas, pero estos ensayos no se dirigen solamente a personas que no tienen otra opción —señala—. Por ejemplo, los hay para pacientes que fueron tratados exitosamente y que se encuentran en terapia adyuvante (post cirugía), para evitar que el cáncer regrese”.

La participación en un estudio clínico es un acto voluntario e informado: antes del ingreso, el equipo de investigación realizará el proceso de consentimiento informado, que involucra que el paciente lea y comprenda los posible riesgos y beneficios. Si a lo largo del proceso desea excluirse del estudio, puede hacerlo sin ninguna consecuencia negativa.

Las normas propias de selección de participantes dependen de cada estudio. Todos tienen sus criterios de inclusión y de exclusión específicos. A la unidad responsable de los estudios clínicos de FALP se puede llegar por derivación del médico tratante, quien plantea al paciente la posibilidad de participar en un ensayo, o contactándose de manera directa para recibir mayor información e indicaciones de cómo proceder.

“Sabemos que las opciones de tratamiento para personas con cáncer a veces pueden ser limitadas. Por eso queremos que los pacientes sepan que al participar en estudios clínicos están colaborando en la generación de un nuevo conocimiento que, a futuro, favorecerá a otras personas”, finaliza el Dr. Christian Caglevic.

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