“Se puede salir adelante, a pesar de todas las dificultades”

Carolina Bravo fue diagnosticada con cáncer de mama a los 33 años. Hoy quiere enseñar que el cáncer no es sinónimo de muerte y cuenta que ahora disfruta la vida incluso más que antes.

Carolina Bravo se realizó una mamografía porque notaba un bulto en su mama, comentó esto con un amigo cuya esposa había tenido cáncer y la recomendación de hacerse el examen fue obvia. Pero no estaba preocupada. Ni siquiera sospechó por el hecho de haber bajado de peso, lo que atribuyó al gimnasio. “Como no había antecedentes de cáncer de mama en mi familia, jamás me imaginé”, afirma.

El diagnóstico lo recibió en 2013, cuando tenía 33 años. Comenzó entonces a atenderse con el Dr. Badir Chahuán, cirujano del Equipo de Mama del Instituto Oncológico FALP, quien la ha intervenido tres veces: primero para extirpar el tumor maligno y luego para reconstruir su mama y simetrizar la mama contralateral. También se sometió a quimioterapia durante un año, y después a radioterapia.

“No sufrí tanto por perder mi seno, porque nunca tuve mucho busto. Lo peor fue la caída del pelo, porque lo tenía largo. Me lo fui cortando de a poco y tuve que acostumbrarme a estar peladita. Al principio usaba turbante, gorrito, pero me vino un bajón. Como a los tres meses me regalaron una peluca y ahí como que volví a la vida, me la ponía y salía para todos lados con ella. Con quimioterapia, igual salía a carretear. La peluca me servía porque no me enfocaba tanto en lo que estaba pasando”.

Carolina dice que la gente no se daba cuenta de que tenía cáncer. Ni siquiera cuando sufrió fiebre o dolores: “Trataba de disimular. Toda mi vida he sido alegre, a pesar de los obstáculos que he tenido, nunca me permitía llorar. Siempre busco el lado positivo de las cosas y pienso que si me tocó a mí fue porque soy una persona fuerte. Mis amigas me dicen que ellas no habrían sido capaces”.

Ahora, con 38 años, Carolina vive en Curicó, asiste a sus controles en FALP y tiene una vida nueva. “Si antes la gozaba, ahora lo hago más, pero sanamente: me cuido, hago deporte, leo porque me relaja, disfruto más con mi familia, trato de comer sano, me gusta viajar y cuento mi historia. Y siempre le comunico a la gente que no tiene que tenerle miedo al cáncer, que no es un sinónimo de muerte. Siempre dije que esto no me la iba a ganar, quería demostrar que se puede salir adelante a pesar de todas las dificultades”.

Ese es el mensaje que entrega a las clientas con cáncer que ingresan a comprar ropa a la Tienda Mujer Bonita, donde hoy trabaja. Con ese mismo espíritu, sus proyectos actualmente incluyen realizar charlas motivacionales. Su otro anhelo es un hijo. “Lo malo es que no tengo novio, jajaja. Si quedo embarazada, bien, y si no, es parte de la vida, pero no quiero quedarme con la sensación de que no lo intenté”, finaliza.

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