Somos privilegiados de contar con FALP

María Ercira Ruiz se sometió a un trasplante de médula ósea para tratar su mieloma múltiple, un cáncer hematológico que afecta a las células plasmáticas de la médula ósea.

Hace tres años, María Ercira Ruiz descubrió el body combat. A instancias de su hija, esta disciplina física se convirtió en parte de su rutina tras dejar el trabajo de contadora al que se había dedicado tantos años en Punta Arenas. Pero en diciembre último, sintió un dolor repentino y muy fuerte en el pecho que la obligó a restringir sus movimientos. Curiosamente, no la sorprendió mientras pegaba golpes de pies y puños en el gimnasio, sino que en la tranquilidad de su cocina, cuando se estiraba para alcanzar una panera que estaba sobre la mesa y guardarla en el cajón. “Soy cuadrada con el orden”, reconoce riendo.

Lo que María Ercira había sufrido era una fractura de esternón, pero eso recién lo supo después de las fiestas de fin de año porque antes no fue posible conseguir hora para una consulta médica. En el intertanto, resistió como pudo la Navidad y el 31 de diciembre, gracias a la acción de analgésicos, pudo dar abrazos por Año Nuevo y recibirlos por su cumpleaños.

“Los primeros días de enero me hice un scanner de tórax en una urgencia y por indicación del doctor que me atendió ahí fui de inmediato donde una hematóloga. Después de más exámenes, el diagnóstico fue mieloma múltiple. Me dijeron que era un tipo de cáncer (afecta a las células plasmáticas dela médula ósea), pero yo como que no reaccioné. Por suerte me acompañaba mi hija”, recuerda.

Pasado el shock, actuó rápido. Comenzó con quimioterapia en Punta Arenas y, un par de meses después, el tratamiento daba los resultados esperados: “Entonces la doctora me dijo que, si bien el mieloma es una enfermedad crónica, sería bueno hacerme un trasplante para mejorar mi calidad de vida”.

María Ercira viajó con dos hijas a Santiago para someterse a un trasplante autólogo de médula ósea en el Instituto Oncológico FALP. Esto implicó realizarse exámenes y luego internarse para que se le extrajeran células madre, lasque tres días más tarde se le suministraron devuelta. Entre los dos procedimientos, recibió una fuerte quimioterapia con el fin de eliminarlas células cancerosas residuales. El objetivo es que esas células trasplantadas reemplacen a las eliminadas por la quimioterapia y comiencen a producir células sanas en la médula ósea.

Después del trasplante es necesario permanecer internado unos días más, y sin acompañantes. Por eso, María Ercira valora aún más los cuidados recibidos durante este proceso.

“Desde antes ya tenía la suerte de contar con un gran apoyo de mi familia y del equipo oncológico que me trató en Punta Arenas. Y en FALP, la atención ha sido maravillosa, no sólo de la Dra. Carolina Guerra, sino de todo un equipo multidisciplinario muy preocupado, con las visitas de un kinesiólogo, nutricionista, psicóloga, la enfermera que me ayudaba a comunicarme con mis hijas. Somos privilegiados de poder contar con una institución como FALP”.

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