Andrés Meza, recuperado de Covid-19 con plasma convaleciente: “Este proyecto puede cambiar el pronóstico de muchos chilenos”

Hospitalizado en estado grave por coronavirus, este médico cirujano de 41 años recibió los anticuerpos de un paciente recuperado para combatir el virus, en el marco de una investigación liderada por FALP. En pocas horas, dice, comenzó a mejorar.

La pandemia de Covid-19 tenía al médico cirujano Andrés Meza, de 41 años, dedicado a un compromiso muy importante: la implementación de una urgencia respiratoria para atender a personas con coronavirus en el Hospital Claudio Vicuña, de San Antonio. Trabajaba en ello 72 horas semanales, pero todo cambió desde el momento en que él mismo se transformó en paciente.

Al principio manifestó fiebre y decaimiento; pocos días después lo afectaría una insuficiencia respiratoria. Trasladado de urgencia a una clínica, los exámenes confirmaron una neumonía grave, por lo que fue hospitalizado.
“Desde ahí todo empeoró; el doctor me informó que me trasladarían a la UCI y que posiblemente me tendrían que intubar, ya que mi estado había evolucionado muy mal. Se me vino el mundo abajo, en ese momento no sabía si iba a vivir o a morir, las probabilidades estaban en mi contra. Entonces empecé a intentar dejar todo listo y ordenado para el peor escenario; vía Facebook pedí ayuda a mis cercanos para cuidar a mi hijo de un año y medio que se iba a quedar sin papá, y me despedí de todos”, cuenta.

Andrés recuerda que se ahogaba. Fue conectado a ventilación mecánica para intentar mejorar el nivel de oxígeno en su sangre: “Había momentos en que entraban las TENS y yo les hacía una seña para que se acercaran y me tomaran la mano. No tenía energía para nada más, pero necesitaba sentir que había alguien”.
Una noche le plantearon la opción de recibir plasma para intentar combatir el virus con los anticuerpos de un paciente ya recuperado de la enfermedad. El plasma había sido recolectado en el marco del estudio investigacional compasivo liderado por FALP y Andrés dio su consentimiento: “El coronavirus lleva muy poco tiempo en el mundo y todas las terapias son experimentales. Teóricamente, el plasma hiperinmune tenía todas las condiciones para funcionar y en la situación en que me encontraba era una opción maravillosa”.

Ocho horas después de administrado el plasma, por fin logró dormirse. “Eran las 7 de la mañana; dos horas después, desperté siendo otra persona, con más fuerza, sin fiebre. La noche anterior me estaba muriendo, y esa mañana yo sabía que iba a vivir. El único factor diferente fue el plasma. Mejoraron los parámetros inflamatorios y los linfocitos -que por el virus bajan, disminuyendo las defensas- se multiplicaron. Todo mi cuerpo estaba reaccionando bien”.
Comenzó así a recuperarse y después de dos semanas hospitalizado, Andrés volvió a la casa de la que había salido de urgencia.

“Cuando me vinieron a buscar en ambulancia para llevarme a la clínica pudo haber sido la última vez que veía a mi hijo, a mi señora, a toda mi familia, mis amigos, mi equipo de trabajo. Les pido a las personas que extremen las medidas, no se confíen. Vi pacientes que no tuvieron la misma suerte que yo de vivir. No sé cómo expresar lo fuerte que es esta infección, yo era una persona completamente normal que pasadas unas horas se estaba muriendo; fueron momentos durísimos. Hoy estoy como nuevo, me siento fuerte. Y mi objetivo es seguir colaborando para superar esta pandemia. Estoy muy agradecido de haber podido optar a la terapia con plasma. Este proyecto puede cambiarles el pronóstico a muchos chilenos que están en estado crítico”.

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