Cáncer de estómago: ¿cuándo es momento de una endoscopía?

Un dolor o ardor en la parte superior del abdomen que persista por más de dos semanas podría ser señal de un tumor gástrico, enfermedad que en Chile suele diagnosticarse en etapas avanzadas.

Aunque se vislumbre como una tarea sacrificada y difícil de cumplir, modificar los hábitos alimentarios es —a cualquier edad, incluida la etapa de madurez— no solo posible, sino también recomendable si se considera la importancia que tiene una dieta equilibrada en la prevención de múltiples enfermedades, entre ellas el cáncer de estómago. 

Asociados, entre otros factores, al alto consumo de alimentos ahumados y salados, los tumores malignos del estómago se ubican entre los de mayor incidencia en Chile, con una proyección de más de cuatro mil nuevos casos diagnosticados en 2020, de acuerdo con Globocan.

“Las dietas mediterráneas, abundantes en verduras y frutas, son las que brindan mayor protección”, sostiene el Dr. Sebastián Hoefler, jefe del Equipo de Cirugía Digestiva del Instituto Oncológico FALP.

Aunque es más frecuente entre los hombres, el cáncer gástrico presenta tasas de mortalidad más elevadas para ambos sexos en las regiones que van del Maule hacia el sur del país, según el primer Informe de Muerte Prematura y Años de Vida Potencial Perdidos que el Minsal elaboró tomando en cuenta la década comprendida entre 2009 y 2018, y que dio a conocer en enero.

En general, no hay que perder de vista que para el desarrollo de esta enfermedad, además de la dieta rica en productos salados y ahumados, también son factores de riesgo los antecedentes familiares, el tabaquismo, el reflujo gastroesofágico (común en personas con obesidad), afecciones como la gastritis crónica atrófica y las infecciones por Helicobacter pylori.

“Hasta el 70% de la población porta esta bacteria, que se transmite por vía oro-fecal y se contagia mayoritariamente durante la niñez y la juventud. Un bajo porcentaje de quienes tienen Helicobacter pylori desarrollan cáncer, pero su presencia —que puede permanecer por mucho tiempo sin dar síntomas— aumenta el riesgo de que se origine un tumor, porque produce un estado de inflamación y alteraciones en la mucosa gástrica que eventualmente derivan en lesiones malignas”, explica el especialista.

Avanzar en la detección precoz del cáncer gástrico es uno de los principales desafíos que enfrenta Chile. Al contrario de países como Japón y Corea del Sur, donde esta patología es muy frecuente, pero suele pesquisarse tempranamente, la mayoría de los casos (entre 80% y 90%), a nivel local, se diagnostica en etapas avanzadas, lo que empeora los pronósticos.

“Frente a cualquier síntoma digestivo en la parte alta del abdomen que se extienda por más de dos semanas, una persona debería consultar con un especialista para hacerse una endoscopía. Pero eso ocurre pocas veces, porque los pacientes suelen automedicarse y recién consultan a un médico cuando ya están perdiendo peso o no pueden comer”, describe.

Las primeras señales que hay que atender son los dolores asociados a ardor en la boca del estómago. Más adelante, cuando el cáncer ya ha avanzado, el paciente pierde el apetito, baja de peso involuntariamente, come y experimenta dificultades para deglutir los alimentos y sufre permanentes vómitos y náuseas.

Las personas con antecedentes familiares directos de cáncer de estómago también podrían ser evaluadas por un gastroenterólogo y someterse a un primer estudio con endoscopía, idealmente antes de los 40 años, aunque no presenten síntomas. Este examen podría, además, detectar afecciones que aumentan el riesgo de este cáncer, como la presencia de la bacteria, metaplasia intestinal o gastritis crónica atrófica: estas personas podrían continuar controlándose de manera más estricta que el resto de la población.

En el escenario favorable de que un tumor gástrico sea detectado a tiempo, es decir, cuando mide menos de 2 centímetros, puede ser extraído por endoscopía, precisa el Dr. Hoefler. Con tamaños mayores, y dependiendo de si la enfermedad se ha extendido o no a los ganglios u otros órganos, los tratamientos combinan cirugía y quimioterapia.

“Cada vez hay más alternativas de terapias sistémicas, que incluyen inmunoterapia y terapia biológicas, y han ido mejorando la calidad de vida y el pronóstico, aunque en aquellos casos en los que ya existen metástasis en el hígado o en los pulmones la sobrevida es menor a un 5%”, comenta.

La recomendación de las guías internacionales europeas y norteamericanas cuando la enfermedad ha avanzado hasta esta etapa son los estudios clínicos. En Chile hay ensayos disponibles, lo aconsejable es consultar al respecto con el médico tratante.

“En ellos, los pacientes pueden exponerse a drogas nuevas, cuya baja toxicidad y efectos positivos han sido probados en fases previas. Es una muy buena opción y su impacto es real: hemos visto cómo, en 10 años, las posibilidades de cura de un cáncer pasan de 0 al 30%”, precisa.

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